NACIÓN ANDALUZA
Nación Andaluza es una organización política independentista y socialista, cuya meta
es lograr la liberación nacional de nuestro País y la liberación social de nuestro Pueblo.
Somos un movimiento nacionalista y revolucionario. Un colectivo soberanista,
anticapitalista y antiimperialista, que lucha por una Andalucía libre.
FINES:
Aspiramos a la constitución de una Nación soberana e independiente. Una sociedad sin
opresión ni explotación. Un País socialista en el que las clases populares, en particular
el Pueblo Trabajador Andaluz, sean dueños reales y absolutos, bajo la dirección de la
Clase Obrera, tanto de su tierra, las riquezas que contiene y los medios de producción
para obtenerlas, así como de su destino individual y colectivo como seres humanos en
todos los ámbitos de la existencia. Hombres plenamente libres.
ANDALUCIA:
Nuestra tierra es una Nación asentada sobre una geografía y un ecosistema particular,
habitada por un Pueblo con una etnicidad definida y singularizada, los andaluces,
poseedor de una cultura inequívoca y propia, unas formas de comunicación genuinas,
una economía específica, una historia milenaria y excepcional, etcétera. Factores,
todos ellos, que determinan una afinidad colectiva e identidad privativa y específica.
Somos un Pueblo negado y desposeído. Un País que permanece sojuzgado, colonizado
y ocupado militarmente dese hace casi ochocientos años.
Las distintas superestructuras político-administrativas españolistas, los diversos
estados españoles, concebidos primero como alianzas conquistadoras aristocráticoeuropeas
peninsulares y, posteriormente, como empresas comunes colonialistas y
neocolonialistas de la gran burguesía, mantiene secuestrada nuestra Soberanía
Nacional, para el expolio de nuestra tierra, la apropiación de sus recursos y la
explotación de su fuerza de trabajo.
Nuestras señas de identidad son ocultadas y agredidas por el españolismo, mediante
tácticas de alienación colectiva y a través de la imposición de la castellanización sociocultural.
Se pretende embrutecernos, robándonos o minimizando nuestra cultura, sus
expresiones y manifestaciones singularizadas; excluyéndolas, menospreciándolas, o
apropiándose de ciertas partes, tergiversándolas y presentándolas como constitutivas
de lo genuinamente español. Nuestra lengua es permanentemente discriminada y
ridiculizada. Nuestra historia no existe, identificándola con la del conquistador. Se nos
pretende convencer de que, por nosotros mismos, nunca hemos sido ni creado nada,
siempre hemos pertenecido a otros y todo se lo debemos a otros. Un típico y palpable
proceso de condicionamiento comunitario de carácter neocolonialista.
Andalucía no forma parte de España ni de Europa, supuestas realidades colectivas
igualmente inexistentes e impuestas, concebidas con el propósito de salvaguardar los
intereses capitalistas. La geografía y el ecosistema andaluz se enmarcan dentro de un
conjunto muy determinado, el mediterráneo, y esa es también la tipología y fronteras
de afinidad histórica y étnico-cultural que siempre ha mantenido el Pueblo Andaluz. La
dirección de interrelación social natural que ha conformado con otros pueblos. La
Cuenca Mediterránea, no la Península o el interior continental, constituye la dirección
hacia la que dirigir, en primer lugar, todo proceso de convergencia internacionalista.
NACIONALISMO:
Entendemos el nacionalismo andaluz, como la lucha por la recuperación, defensa,
preservación y desarrollo de las potencialidades de la libertad colectiva de nuestro
Pueblo; de su Soberanía Nacional. Como un combate por una Andalucía plenamente
libre: independiente y socialista. Por la liberación nacional y social del Pueblo Andaluz.
Perseguimos, por tanto, una Andalucía libre, entendiendo dicho objetivo no solo en su
sentido político-jurídico, una Andalucía independiente, sino igualmente en los aspectos
sociales, económicos, financieros, alimentarios, administrativos, ecológicos, culturales,
etc. Nuestro soberanismo es integral y antisistema. Opuesto no solo a la ocupación
española de nuestra Nación, así como de la británica y estadounidense sobre
determinados territorios de nuestro País y su control militar a través de la OTAN, sino
también al neocolonialismo europeo-occidental, a la explotación capitalista, así como
al sistema social, económico, cultural, ético e ideológico burgués. Nos proponemos
combatir al conjunto de cadenas que mantienen esclavizado a nuestro Pueblo. A todo
lo que nos impide e imposibilita ser nosotros mismos y vivir por nosotros mismos.
SOCIALISMO:
Por socialismo, entendemos el proceso transformativo evolutivo, progresivo y global,
que supondrá y conllevará la cumplimentación del objetivo del establecimiento de una
sociedad basamentada en los principios de libertad, igualdad, justicia, equidad,
solidaridad y comunitarismo. Alcanzar la conformación de una colectividad social de la
quede excluida cualquier forma o grado de explotación entre seres humanos, de
división clasista, que conlleve la emancipación de la Clase Obrera y la exclusión de
cualquier supremacía de élites socio-económicas, así como la imposición de sus
intereses particulares sobre la mayoría social, el Pueblo Trabajador Andaluz.
Estas metas se lograrán, a nivel económico, mediante la supresión de todo derecho a
la propiedad privada sobre la tierra, las riquezas que contiene o produce, así como de
los medios de producción para obtenerlas, elaborarlas, manufacturarlas o distribuirlas,
y los beneficios resultantes, así como el establecimiento de la propiedad social de la
Industria y la Banca, y el control colectivo de las finanzas y la economía nacional.
Igualmente, a nivel socio-político, mediante la supresión de todo gobierno sobre el
Pueblo y el establecimiento del autogobierno del propio Pueblo, a través de la practica
de una democracia directa asamblearia, y del establecimiento de una administración
comunitaria formada y ejercida por él mismo, bajo su control absoluto, mandato único
y supervisión constante, mediante un sistema horizontalista y consejista de
representatividad delegada explícita, permanentemente revocable, subordinada, en
todo momento y circunstancia, a la determinación y dirección popular.
ANTI-CAPITALISMO:
Consideramos al sistema político y socio-económico capitalista como una forma
retrograda de neo-esclavismo social. A nivel social, una colectividad asentada sobre
principios de prevalencia de lo individual sobre lo comunitario, lo particular sobre lo
común, constituye una aberración solo sostenible mediante la fuerza y la alienación. A
nivel económico, la apropiación por parte de unos pocos, y en su exclusivo beneficio,
de las fuentes de riqueza, los medios para su extracción, producción, transformación y
distribución, así como de los beneficios del trabajo de todos, presupone un principio
de basamento social irresolublemente injusto, discriminatorio e incompatible con el
progreso humano. A nivel político, el entramado administrativo constituido para
posibilitarlo, el Estado burgués, no posee otro fin que imponer coercitivamente los
intereses de la minoría expoliadora sobre la mayoría desposeída y explotada.
Por Anticapitalismo, entendemos la oposición a todo sistema económico-social basado
en la explotación de las riquezas y fuerzas de trabajo comunes en beneficio de una
élite privilegiada. A la apropiación particular de los beneficios logrados colectivamente
y la explotación de seres humanos para obtenerlos. A toda producción cuyo fin no sea
proporcionar la elaboración de bienes y la creación de servicios según las necesidades
y demandas sociales. A una economía basada en el principio del lucro personal. En el
mercado y las ciegas e irracionales leyes de la oferta y la demanda. A toda propiedad
privada sobre bienes y esfuerzos generales. Ningún hombre es ni puede ser legítimo
dueño de otra posesión que no sea su propio trabajo y los frutos del mismo.
ANTI-IMPERIALISMO:
El imperialismo actual, constituye una nueva etapa del capitalismo caracterizada por su
internacionalización y globalización. Por la concentración de la producción en grandes
monopolios que dominan los mercados del Planeta, conformando corporaciones
transnacionales que controlan la totalidad del proceso, desde la extracción de materias
primas, hasta su elaboración, manufacturación y distribución; acabando con toda
competencia y cualquier grado de libertad de comercio, obligando a los pueblos a
subordinarse a sus criterios e intereses, mediante renuncia forzada y condicionada a su
Soberanía Nacional y a sus propias necesidades. Utilizando las fuentes financieras
como elementos encadenadores, su pseudocultura como herramienta de alienación y
los Estados occidentales como fuerzas mercenarias que hagan factible, aseguren y
perpetúen el sometimiento de los mismos.
Entendemos por antiimperialismo la lucha contra cualquier grado o tipología de
dominio, ocupación, subordinación forzada, colonización, esquilmación o explotación;
ya sea política, económica, social, cultural o militar, de unos pueblos, naciones o
estados sobre otros. Todo pueblo tiene derecho a su libertad colectiva y a la posesión
de su identidad, su tierra y sus riquezas. El combate por la recuperación, preservación
y desarrollo de la soberanía de los pueblos forma parte de la lucha contra el
imperialismo capitalista internacional.
España, constituye la concretización del imperialismo capitalista a nivel peninsular.
Todo Estado Español, al igual que cualquier Unión Europea, conforma sendas y
complementarias superestructuras administrativas controladoras y coercitivas sobre
los pueblos bajo su yugo, facilitadoras de los intereses del Capital. La OTAN, por su
parte, conforma la policía interna e internacional que los protege. Por todo ello,
consideramos que Andalucía sufre una triple agresión y opresión imperialista: la
ocupación territorial por España, así como de zonas concretas por parte de británicos,
Gibraltar, y estadounidenses, las bases de Rota y Morón. Ser antiimperialista, en
Andalucía, es luchar por nuestra soberanía popular, nuestra independencia nacional,
nuestra integridad territorial y el desmantelamiento de instalaciones militares
foráneas.
INTERNACIONALISMO:
Junto con la individual, la libertad de los pueblos forma parte de la libertad humana. El
internacionalismo no es negación de los pueblos sino interrelación y apoyo mutuo
entre todos ellos. Ser iguales, conformar una misma Humanidad, no es sinónimo de
uniformidad e indiferenciación. Esa conceptuación errónea del internacionalismo
proletario favorece a los intereses imperialistas. Es mera apoyatura ideológica implícita
al neocolonialismo capitalista encubierto. Coherentemente, inherente al carácter
nacionalista y socialista de nuestra organización es su sentido internacionalista.
Además, la construcción de un proyecto de liberación andaluz pasa inevitablemente
por la plena y efectiva solidaridad con todos aquellos pueblos que luchan por su
emancipación nacional y social. No habrá una Andalucía plenamente libre, mientras
permanezcan otros pueblos sojuzgados nacionalmente y/o esclavizados socialmente.
Las actuales características globalizadoras del imperialismo capitalista, hace que
necesite, para posibilitar su triunfo, potenciar políticas destructoras de las identidades
y soberanías de los pueblos. Como consecuencia, las luchas patrióticas por la
recuperación y preservación de los intereses nacionales y sociales de los mismos,
forman una parte esencial de la lucha anticapitalista. La negación o infravaloración de
su importancia y raíz revolucionaria, facilita el logro de los objetivos neocolonialistas.
LUCHA DE LIBERACIÓN Y LUCHA DE CLASES:
Liberación nacional y social forman parte de un único e indiferenciable combate para
el Pueblo Trabajador Andaluz. No solo no existe contradicción entre ambas, sino, por el
contrario, complementación. En una sociedad ocupada y colonizada, como la andaluza,
se funden e interrelacionan mutuamente. La lucha soberanista forma parte de la lucha
de clases, al igual que la obrera de la de liberación. Un pueblo ocupado es un pueblo
oprimido. Un pueblo colonizado es un Pueblo Trabajador explotado. El ocupante
conforma la élite explotadora, asociado para el expolio del Pueblo Trabajador con la
burguesía local que ha creado y educado a su imagen y semejanza.
En Andalucía, liberación nacional y liberación social se encuentran indisolublemente
unidas, conformando un único y global proceso libertador. Solo siendo soberanos,
dueños de nosotros mismos y de nuestro País, será factible un reparto equitativo de la
riqueza de nuestra tierra y el control popular sobre la misma. Solo así será posible el
triunfo del Pueblo Trabajador Andaluz, la erradicación de toda explotación,
servidumbre o esclavismo, y la toma de las riendas económicas y socio-políticas de la
Nación por la Clase Obrera. Solo así podremos decidir libremente nuestro modelo
político, social y económico, al igual que la tipología de vinculación a establecer con los
distintos pueblos; tanto peninsulares, como mediterráneos o del resto del Planeta.
LA REVOLUCIÓN ANDALUZA:
El medio de hacer realidad una Andalucía plenamente libre, será propugnar e impulsar
un desarrollo transformativo radical y global de nuestra realidad, que nos lleve desde
la situación actual hasta alcanzar las metas trazadas, al que denominamos como: la
Revolución Andaluza.
La Revolución Andaluza se irá conformando como un proceso impulsado y dirigido por
el sector más avanzado del Pueblo Trabajador Andaluz, su Clase Obrera, que pondrá en
las manos de éste el poder político y socio-económico, a través de la ejecución y
culminación de tres fases fundamentales que comenzando con la Ruptura democrática
y continuando con el restablecimiento de nuestra Soberanía nacional y la plena
democracia, encarnada en una República Andaluza de Trabajadores, culminará en la
constitución de una República Socialista Federal Andaluza.
La velocidad y duración de este proceso estará en directa relación con el propio
devenir del proceso revolucionario andaluz. Igualmente, las etapas designadas no
suponen un esquema compartimentado, necesariamente diferenciado y sucesivo, de
carácter lineal o de obligada cumplimentación escalonada, sino dialécticamente
interrelacionado e inseparable. Cada fase no constituye más que la visualización y
concretización evolutiva de un desarrollo transformativo único y continúo.
1ª Fase: la antiespañolista y prodemocrática.
La tipología de Estado españolista impuesto actual, a las comunes características de
negación, opresión y explotación que le asemeja a los anteriores, une la de constituir
una perpetuación del Régimen franquista, mediante el continuismo en el poder de las
mismas élites político-económicas, de sus instituciones gobernantes y administrativas,
aunque embozadas en formalismos pseudo-democrático parciales y conformado como
segunda restauración borbónica. Tan siquiera cumplimenta, tanto en su gestación
como desarrollo, los mínimos requisitos para poder ser considerado un Régimen
democrático-burgués estándar. Hoy, por tanto, la lucha antiespañolista, antifranquista
y a favor de la democracia, posee tanta vigencia como durante la vida del Dictador.
Consecuentemente, en una primera etapa, los objetivos propuestos, serán los de
retomar la lucha por una ruptura democrática real con el neofranquismo y el
españolismo, mediante el derrocamiento popular del Régimen, el reconocimiento de
nuestra Nación, el restablecimiento de nuestra Soberanía, y el establecimiento de un
periodo transitorio constituyente propio, donde el Pueblo Andaluz pueda decidir, por
sí mismo y en exclusividad, su propio futuro.
2ª Fase: la soberanista y democrático-popular.
El periodo transitorio constituyente, deberá concluir con la proclamación de un Estado
Libre Andaluz, de características democrático-populares. Con la constitución de una
República Andaluza de Trabajadores.
Dicha República, será andaluza porque se conformará como plasmación territorial y
colectiva de la posesión y ejercicio de la Soberanía Nacional del Pueblo Andaluz, y de
trabajadores porque se asentará sobre el principio de la prevalencia de lo social sobre
lo individual, de los intereses comunes sobre los particulares, en los diversos aspectos
políticos y socio-económicos. No será un Estado Obrero, pero sí una estructura bajo el
poder de las clases populares, del Pueblo Trabajador Andaluz, entendido en su más
amplia conceptuación. De todos aquellos que viven de su propio trabajo. Será, por ello,
plenamente democrático, ya que su administración estará al servicio de las
necesidades de la mayoría, y popular, puesto que sus estructuras, tanto políticas como
económicas; industriales, mercantiles y financieras, quedarán bajo supervisión social y
sometida a los intereses colectivos.
3ª Fase: la socialista y federal.
Por último, la profundización y el avance en el concepto democrático-popular del
nuevo Estado Andaluz, a través del protagonismo, dirección y supremacía de la Clase
Obrera, deberá desembocar, pacíficamente o mediante una insurrección, dependiendo
de las circunstancias y correlaciones de fuerzas del momento, en su transformación en
un Estado Obrero Andaluz, en una República Socialista Federal Andaluza.
Esta última etapa conllevará la culminación del proceso revolucionario, ya que
significara la toma de poder afectiva y absoluta por la Clase Obrera andaluza, y la
formación de una sociedad andaluza al servicio de un Pueblo Trabajador Andaluz, ya
plenamente libre en todos los aspectos. Dueño al fin de su trabajo y su destino, de su
tierra y sus riquezas. La consolidación de un modelo de construcción del socialismo
propiamente andaluz, obrero y patriótico. De un socialismo infantista.
SOCIALISMO INFANTISTA:
La Revolución Andaluza supondrá el establecimiento de la Andalucía realmente libre.
De una sociedad totalmente andaluza y socialista, asentada y conformada sobre el
ejemplo de los dos precedentes que supusieron sendos y auténticos hitos históricoideológicos
para el Pueblo Trabajador Andaluz, a lo largo de los dos últimos siglos: la
revolución cantonalista y la revolución soviética.
De la Revolución cantonalista retomamos los aspectos soberanistas, de interrelación
social y de construcción nacional, ese federalismo tradicionalmente asumido y
defendido por el andalucismo histórico de Blas Infante. De la soviética los principios
consejistas y de clase, la conceptuación de construcción política y económico-social,
tradicionalmente asumida y defendida por nuestra Clase Obrera.
La interrelación dialéctica y complementaria, entre los principios soberanistas,
federalistas y socialistas, en una síntesis mutuamente enriquecedora y creadora,
plenamente andaluza y radicalmente revolucionaria, conformadora de una vía propia
al socialismo, constituyen lo que denominamos socialismo andaluz o infantista. Un
socialismo producto de nuestra propia realidad, identidad, tradición y marco sociogeográfico;
nacido desde, por y para nuestro Pueblo, cuyo origen y meta están
situados en el logro, preservación y potenciación de su más completa y absoluta
liberación nacional y social, como andaluces y como trabajadores.
Para Nación Andaluza, Blas Infante Pérez constituye un ejemplo a seguir. Nuestra
Organización se considera continuadora del movimiento revolucionario de liberación
nacional y social por él iniciado y proseguidora de sus metas. Su vida fue una lucha
perenne por una Andalucía soberana, independiente y socialista. Por despertar y
levantar al Pueblo Trabajador Andaluz. Por lograr que fuese dueño de su tierra, su
destino y su trabajo. Su pensamiento estableció las bases del renacimiento identitario
contemporáneo de nuestro Pueblo. Por todo ello, su figura y su obra forman una parte
esencial e insustituible del patrimonio colectivo andaluz. Esa es la significación global y
el porqué real de su designación como Padre de la Patria Andaluza.
http://www.nacionandaluza.info/
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